Conozca a: Umu

País: Senegal
Edad: 3 años
Cirugía: Maxilofacial

Conozca a: Amadou

A su tía, Fatmata, siempre le ha sorprendido la facilidad con la que Umu, de 3 años, hace amigos, vaya donde vaya. “Es una niña muy valiente“, dice Fatmata. “Es inteligente. Aprende rápido“.

Aunque esta alegría contagiosa es ahora lo que caracteriza a Umu, no siempre fue así. Su nacimiento tuvo un giro inesperado, ya que llegó al mundo con un tumor benigno que le crecía en un lado de la cara y cuello. Fue un shock para su madre, Yei, que no tenía motivos para esperar otra cosa que una niña sana. Ver a su primogénita con ese tumor fue totalmente devastador.

Tenía miedo de ver el tumor en su cara”, recuerda Yei sobre el día en que dio a luz y vio a Umu por primera vez. “Nadie se alegraría de ver eso“. 

La dolorosa realidad del estado de Umu no tardó en hacerse sentir. Mientras Yei estaba embarazada, una familiar había pedido que la bebé llevara su nombre, con la esperanza de tener por fin una tocaya propia. Todo cambió cuando la familiar vio a Umu. Se retractó y le dijo a Yei que ya no quería que Umu fuera su tocaya.

“Me dolió mucho”, dice Yei.

 

Umu

No sólo la familia o los amigos comentaron sobre el tumor de Umu. Los desconocidos también reaccionaron.

“Cuando sacaba a Umu de paseo, algunos niños huían de ella porque tenían miedo del tumor”, recuerda Yei. “La gente me hacía muchas preguntas sobre qué le pasaba a Umu. Yo no tenía respuestas, porque tampoco lo sabía”.

La familia de Umu probó todo tipo de remedios. Probaron hierbas medicinales tradicionales. Ayunaron durante siete días y siete noches. Buscaron opciones quirúrgicas, pero en Sierra Leona no había ni un solo cirujano maxilofacial.

A su corta edad, Umu no era consciente de las miradas de los demás, por lo que su confianza y su naturaleza juguetona no se vieron afectadas. Pero no podía escapar de la carga física de su tumor. A medida que Umu crecía, también lo hacía su tumor. Aunque su estado aún no ponía en peligro su vida, el tumor crecía peligrosamente cerca de sus vías respiratorias. “Corría un riesgo muy alto de asfixia”, afirma el Dr. Gary Parker, cirujano voluntario de Mercy Ships.

Sin ayuda, su familia temía lo que pudiera ocurrirle a la niña. Pero entonces llegó la esperanza. A través de una red de familiares, amigos e incluso desconocidos, Umu oyó hablar de Mercy Ships.

Acompañada por su madre y su tía, Umu viajó al Africa Mercy, donde le dijeron que podía ser operada gratuitamente para extirparle el tumor. Según Ria Bos, Directora de Selección de Pacientes del Mercy Ships, no había tiempo que perder cuando se trataba de la operación de Umu. Decidieron operar a Umu rápidamente, creyendo que esperar más habría provocado “un riesgo potencial de desarrollo de las vías respiratorias”. 

Después de intentar y fracasar tantas veces antes de recibir tratamiento, la noticia trajo una nueva oleada de alegría a la familia de Umu.

 

Cuando me lo dijeron, me alegré porque sé que es una niña preciosa y sé que en el momento en que se haga la operación, va a ser aún más preciosa. Va a ser una historia de éxito“, cuenta su tía Fatmata, con lágrimas en los ojos al recordarlo.

“Va a ser una buena sensación explicar lo lejos que hemos llegado“. 

Conseguir una cita para la operación provocó un gran suspiro de alivio, pero el camino hacia la recuperación seguía siendo largo. Primero, Umu tuvo que pasar por la operación. Ver cómo se llevaban a su hija en camilla al quirófano fue un momento aterrador para Yei. 

Temía que Umu muriera“, afirma. La incertidumbre era agobiante, pero la posibilidad de un futuro sano mantenía vivas las esperanzas de Yei. “Cuando Umu volvió y la operación fue un éxito, lloré de alegría. Siento como si me hubieran quitado un peso de encima“.

Después de que Umu se recuperara a bordo, la familia volvió a su casa y empezó su nueva normalidad. Sin la carga de su tumor, Umu ha encontrado una nueva libertad mientras juega y explora sin ser juzgada. Puede comer y beber con más facilidad que antes, y su salud se ha disparado como cohete, ya que cada día es más alta y fuerte. Y pronto Umu empezará a ir a la escuela como los demás niños de su edad. 

“La vida ha sido increíble desde que la operaron“, dice Fatmata. “Ahora, cuando salgo a pasear con ella, toda la gente dice: ‘Oh, es preciosa'”. 

Una vez superado el temor por su salud, la familia ha encontrado la paz por primera vez en años. Ahora pueden mirar al futuro con renovada esperanza, sabiendo que Umu puede convertirse en quien quiera ser.

Fatmata sueña con que se convierta en enfermera y ayude a otros niños en el futuro. Yei quiere que siga estudiando y que no tenga miedo de compartir su historia con los demás. Independientemente de lo que haga de mayor, Fatmata dice: “Creo que el futuro le depara algo increíble a Umu“.

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