
Gracia a un regalo que iguala su valor, su donación duplicará su impacto para brindar atención médica y cirugías que cambian la vida de los pobres que sufren.

Gracia a un regalo que iguala su valor, su donación duplicará su impacto para brindar atención médica y cirugías que cambian la vida de los pobres que sufren.
En lo alto del monte Manengouba, en Camerún, a través de un terreno rocoso y un frondoso follaje, se encuentra la hermosa aldea de Bororos. Dos hermanas, Salamatou y Mariama, llamaban a Bororos su hogar, pero nunca habían salido de la aldea a causa de sus piernas terriblemente torcidas.
Las hermanas no pudieron recibir los importantes nutrientes que necesitaban durante los años cruciales del desarrollo de los huesos. Sin unos huesos fuertes, la presión al caminar hizo que sus piernas crecieran de forma incorrecta, dando lugar a una condición llamada valgo. Debido a la torcedura de sus piernas, a las dos les resultaba difícil ir caminando


a la escuela, y rara vez asistían a ella. La imposibilidad de acceder a la cirugía hizo que Salamatou y Mariama tuvieran que aprender a lidiar con su condición durante toda su vida.
“Me sentí mal porque no teníamos dinero para llevarlas al hospital”, recuerda su madre, Mymoona. “Estaba preocupada por ellas y por su futuro. Si no hacía nada, sabía que lo pasarían mal en la vida”.
Entonces su marido, Debo, se enteró de la existencia de Mercy Ships, y llevó a las niñas montaña abajo a caballo, haciendo el intrépido viaje hasta la costa. Se sintieron agradecidas al llegar al Africa Mercy, un buque del que sólo habían oído hablar.
Las condiciones casi idénticas de las hermanas permitieron que toda la familia permaneciera unida después de que se aprobara la operación. Con su familia al lado, Salamatou y Mariama empezaron a empaparse de su nuevo entorno y a prepararse para la operación que cambiaría el curso de sus vidas.
Gracias a usted, su cirugía fue un éxito a bordo del Africa Mercy.
El primer día después de las operaciones, Salamatou se levantó y caminó, desafiando a su hermana, que estaba convencida de que los yesos enderezados no contenían sus propias piernas. Aferrándose a la familiaridad de los dedos de sus pies, Mariama observaba a su hermana mayor erguida. Pronto, sus fuertes personalidades se hicieron evidentes, ya que cada una observaba de forma competitiva lo que la otra conseguía.
Durante sus ejercicios de rehabilitación, sus padres aprendieron la importancia de la nutrición. El dietista del buque les dio información valiosa sobre nutrientes cruciales, como el calcio, antes de enviar a la familia con muchas vitaminas para ayudar a la sanidad de las niñas.
Salamatou y Mariama volvieron a Bororos con las piernas recién enderezadas. Y Debo y Mymoona volvieron dispuestos a compartir lo que habían aprendido sobre nutrición durante su estancia en el Africa Mercy.
“La ruta de descenso de la montaña era antes demasiado para las chicas, y pensé que nunca bajarían. Ahora sus vidas son mucho mejores, han mejorado mucho”, dijo Debo. “Ahora, podrán comprometerse con la escuela y aprovechar su educación. Antes, mi corazón estaba ansioso por mi familia, pero ahora estoy contento”.



En lo alto del monte Manengouba, en Camerún, a través de un terreno rocoso y un frondoso follaje, se encuentra la hermosa aldea de Bororos. Dos hermanas, Salamatou y Mariama, llamaban a Bororos su hogar, pero nunca habían salido de la aldea a causa de sus piernas terriblemente torcidas.

Las hermanas no pudieron recibir los importantes nutrientes que necesitaban durante los años cruciales del desarrollo de los huesos. Sin unos huesos fuertes, la presión al caminar hizo que sus piernas crecieran de forma incorrecta, dando lugar a una condición llamada valgo. Debido a la torcedura de sus piernas, a las dos les resultaba difícil ir caminando a la escuela, y rara vez asistían a ella. La imposibilidad de acceder a la cirugía hizo que Salamatou y Mariama tuvieran que aprender a lidiar con su condición durante toda su vida.

“Me sentí mal porque no teníamos dinero para llevarlas al hospital”, recuerda su madre, Mymoona. “Estaba preocupada por ellas y por su futuro. Si no hacía nada, sabía que lo pasarían mal en la vida”.
Entonces su marido, Debo, se enteró de la existencia de Mercy Ships, y llevó a las niñas montaña abajo a caballo, haciendo el intrépido viaje hasta la costa. Se sintieron agradecidas al llegar al Africa Mercy, un buque del que sólo habían oído hablar.
Las condiciones casi idénticas de las hermanas permitieron que toda la familia permaneciera unida después de que se aprobara la operación. Con su familia al lado, Salamatou y Mariama empezaron a empaparse de su nuevo entorno y a prepararse para la operación que cambiaría el curso de sus vidas.
Gracias a usted, su cirugía fue un éxito a bordo del Africa Mercy.

El primer día después de las operaciones, Salamatou se levantó y caminó, desafiando a su hermana, que estaba convencida de que los yesos enderezados no contenían sus propias piernas. Aferrándose a la familiaridad de los dedos de sus pies, Mariama observaba a su hermana mayor erguida. Pronto, sus fuertes personalidades se hicieron evidentes, ya que cada una observaba de forma competitiva lo que la otra conseguía.
Durante sus ejercicios de rehabilitación, sus padres aprendieron la importancia de la nutrición. El dietista del buque les dio información valiosa sobre nutrientes cruciales, como el calcio, antes de enviar a la familia con muchas vitaminas para ayudar a la sanidad de las niñas.

Salamatou y Mariama volvieron a Bororos con las piernas recién enderezadas. Y Debo y Mymoona volvieron dispuestos a compartir lo que habían aprendido sobre nutrición durante su estancia en el Africa Mercy.
“La ruta de descenso de la montaña era antes demasiado para las chicas, y pensé que nunca bajarían. Ahora sus vidas son mucho mejores, han mejorado mucho”, dijo Debo. “Ahora, podrán comprometerse con la escuela y aprovechar su educación. Antes, mi corazón estaba ansioso por mi familia, pero ahora estoy contento”.
