Conozca a Satou
País | Senegal
Edad | 6
Cirugía | Ortopédica
Conozca a Satou
País | Senegal
Edad | 6
Cirugía |Ortopédica
Satou es una niña de carácter fuerte y alegre, pero sus piernas deformadas hicieron que muchos en su comunidad la rechazaran. “No le gusta estar triste”, dice su madre, Khady. “Es una niña determinada y se enfada mucho cuando siente que le faltan al respeto”. Con el tiempo, las burlas de los demás hicieron que Satou se sintiera avergonzada e indefensa.


Las pequeñas piernas de Satou habían empezado a doblarse cuando tenía 3 años. Su familia estaba desolada. Intentaron desesperadamente averiguar qué le pasaba a Satou, pero nadie en su pueblo podía ayudarla.
Sin acceso a la atención médica, Khady temía que su hija nunca encontrara la sanidad que necesitaba. “Estaba preocupada por mi hija y deseaba que pudiera ser como los demás niños”, dice Khady.
Entonces, alguien le contó a Khady de la llegada de Mercy Ships a Senegal. Su familia se apresuró a llevar a Satou a una revisión de pacientes, donde le dieron una fecha para la cirugía que enderezaría sus piernas. “No me he atrevido a soñar que sea posible enderezar las piernas de mi hija”, dijo Khady. “Es como si se abrieran las puertas del cielo para ella”.
Cuando Satou ingresó en el hospital, estaba claro que esta niña independiente nunca más tendría que caminar sola. Fue inmediatamente aceptada y querida por los voluntarios y otros pacientes a bordo del Africa Mercy®.
Gracias a amigos como usted, Satou recibió una cirugía que le cambió la vida en el Africa Mercy.
Pudo jugar y reír con otros niños que, como ella, habían sido marginados a causa de una discapacidad física ajena a su voluntad.
Muchas veces, durante su proceso de sanación, Satou le pedía a su madre su andador para poder practicar cómo caminar. A veces se quedaba de pie, sin sujetar el andador, aplaudiendo e intentando bailar. Con el tiempo, abandonó el andador y empezó a moverse por sí misma.
El día en que le quitaron el yeso a su hija es un día que Khady dice que nunca olvidará. Dice que ver las piernas rectas de su hija es su mejor recuerdo de su estancia en el buque. “Fue mágico, algo que sólo se puede soñar”.
Hoy, Satou ya no es objeto de burlas en su pueblo y se mantiene erguida con orgullo. Gracias a amigos como usted, por fin podrá volver a la escuela, integrarse en su comunidad y vivir plenamente.


Satou es una niña de carácter fuerte y alegre, pero sus piernas deformadas hicieron que muchos en su comunidad la rechazaran. “No le gusta estar triste”, dice su madre, Khady. “Es una niña determinada y se enfada mucho cuando siente que le faltan al respeto”. Con el tiempo, las burlas de los demás hicieron que Satou se sintiera avergonzada e indefensa.

Las pequeñas piernas de Satou habían empezado a doblarse cuando tenía 3 años. Su familia estaba desolada. Intentaron desesperadamente averiguar qué le pasaba a Satou, pero nadie en su pueblo podía ayudarla.
Sin acceso a la atención médica, Khady temía que su hija nunca encontrara la sanidad que necesitaba. “Estaba preocupada por mi hija y deseaba que pudiera ser como los demás niños”, dice Khady.
Entonces, alguien le contó a Khady de la llegada de Mercy Ships a Senegal. Su familia se apresuró a llevar a Satou a una revisión de pacientes, donde le dieron una fecha para la cirugía que enderezaría sus piernas. “No me he atrevido a soñar que sea posible enderezar las piernas de mi hija”, dijo Khady. “Es como si se abrieran las puertas del cielo para ella”.
Cuando Satou ingresó en el hospital, estaba claro que esta niña independiente nunca más tendría que caminar sola. Fue inmediatamente aceptada y querida por los voluntarios y otros pacientes a bordo del Africa Mercy®. Pudo jugar y reír con otros niños que, como ella, habían sido marginados a causa de una discapacidad física ajena a su voluntad.
Gracias a amigos como usted, Satou recibió una cirugía que le cambió la vida en el Africa Mercy.

Muchas veces, durante su proceso de sanación, Satou le pedía a su madre su andador para poder practicar cómo caminar. A veces se quedaba de pie, sin sujetar el andador, aplaudiendo e intentando bailar. Con el tiempo, abandonó el andador y empezó a moverse por sí misma.
El día en que le quitaron el yeso a su hija es un día que Khady dice que nunca olvidará. Dice que ver las piernas rectas de su hija es su mejor recuerdo de su estancia en el buque. “Fue mágico, algo que sólo se puede soñar”.
Hoy, Satou ya no es objeto de burlas en su pueblo y se mantiene erguida con orgullo. Gracias a amigos como usted, por fin podrá volver a la escuela, integrarse en su comunidad y vivir plenamente.
