Cuando Benessa nació, su madre tenía un simple sueno para la vida de su hija. “Quiero que sea como un diamante – que brille con claridad”, dijo ella. Desafortunadamente la mayor parte de la vida de Benessa, la luz dentro de ella fue ensombrecida por el tumor que crecía en su rostro.

Cuando era sólo un bebé, sus padres notaron un pequeño bulto que crecía sobre su ojo izquierdo. Cuando tenía 5 años, el tumor de Benessa estaba descendiendo sobre su frente y comenzaba a dislocarle el ojo.

Cuando Benessa nació, su madre tenía un simple sueno para la vida de su hija. “Quiero que sea como un diamante – que brille con claridad”, dijo ella. Desafortunadamente la mayor parte de la vida de Benessa, la luz dentro de ella fue ensombrecida por el tumor que crecía en su rostro.

Cuando era sólo un bebé, sus padres notaron un pequeño bulto que crecía sobre su ojo izquierdo. Cuando tenía 5 años, el tumor de Benessa estaba descendiendo sobre su frente y comenzaba a dislocarle el ojo.

Las diferencias de Benessa llevó a la intimidación y a los insultos. Otros niños la llamaban “enferma” y evitaban jugar con ella porque le tenían miedo. Como resultado, se negó a ir a la escuela, aunque sus padres querían desesperadamente que tuviera una educación.

“Estaba tan asustada… dijo que todo el mundo se reiría de ella”, dijo la madre de Benessa.

Cuando se enteraron de Mercy Ships, la madre de Benessa se alegró mucho. Era la primera vez que se atrevía a creer que su hija podría ser operada.

La familia viajó durante horas para llegar al Africa Mercy, pero el objetivo final valió la pena cada arduo kilómetro.

Pronto, un cirujano plástico voluntario extrajo el tumor que Benessa había llevado durante años. A las semanas posteriores a su operación, Benessa pasó tiempo a bordo siendo bañada en amor y amistad por las enfermeras y otros pacientes.

Liberada de la preocupación, la dulce niña de 5 años salió lentamente de su caparazón, y su diamante interior comenzó a brillar. Gracias a su creciente confianza, Benessa ya no tiene miedo de empezar la escuela y comenzará su educación el próximo año.

“Cuando llegamos al buque por primera vez, le daba gracias a Dios una y otra vez”, dijo la madre de Benessa. “No hay regalo más grande que la buena salud.”